El
avance de las nuevas tecnologías ha ejercido una gran influencia en todos los
ámbitos de las relaciones sociales, ha modificado radicalmente la forma de comunicarnos
y de establecer relaciones con la sociedad que nos rodea. Y este cambio, a
pesar de haber facilitado extremadamente las cosas, no ha sido del todo bueno
para las relaciones interpersonales del día a día.
Por
un lado, se nos ha brindado la posibilidad de comunicarnos en cuestión de
segundos con personas que se encuentren a miles de kilómetros de distancia (sin
tener que preocuparnos por que el mensaje se pierda o sea cambiado en el
proceso de envío), lo que quiere decir que la distancia ya no es un problema al
momento de mantenerse comunicado con las personas que uno desee. Ésta
característica ha permitido mantener familias unidas a pesar de la distancia
física que pueda haber entre los miembros de ellas; así como ha mejorado las
relaciones de trabajo y puesto que no se necesita estar un una misma sala de
conferencia para realizar reuniones o entrevistas de trabajo.
Sin embargo, el uso excesivo de la
tecnología ha llevado al punto de mantenernos aislados de la realidad, a
distanciarnos de las personas que tenemos a un lado para hablar con personas
que no se encuentran con uno en el momento, por lo que paulatinamente dedicamos
menos tiempo a nuestras personas cercanas. Por otro lado, nos puede volver personas
ociosas, y en algunos casos hasta malhumoradas y asociales, lo que nos deja
menos tiempo de ser proactivos y conocer más personas fuera de nuestro entorno.
En conclusión, el uso de las
tecnologías ha contribuido ha mejorar las relaciones a distancia, sin embargo
su mal uso puede llevarnos a distanciarnos de las personas cercanas a nosotros
y a abstraernos de la realidad del día a día.
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